martes, 22 de julio de 2008

LA BANELCO SOJERA

Por Oscar Natalichio

PhotoFunia_7c4caCuando a las tres de la madrugada las cámaras enfocaban el rostro de Julio Cobos cualquier observador atento podía deducir lo que podría pasar si era él el que debía desempatar.
Era el rostro de una persona que había decidido traicionar a su propio gobierno dejando, quizá, un precedente histórico como muy pocos deben existir en el mundo.
No son pocos los vice presidentes o ministros que alguna vez se enfrentaron con sus presidentes, pero en general renunciaron y no entorpecieron sus gestiones.
Renunciaron para oponerse de frente y no utilizando la misma estructura del gobierno para sabotearlo.
El gobierno, un gobierno que ha producido cambios fundamentales en nuestro país, los más importantes de los últimos años, al contar en sus propias filas con un personaje como Cobos incrementa su fragilidad, en particular por esas aspiraciones no disimuladas de este mediocre personaje, que derivan de la posibilidad real de convertirse en “presidenciable” (o en presidente) para la oligarquía y los rentistas. Presidenciable un traidor, digno continuador de la nueva “banelco”, de la banelco de la soja y de su maestro de la Rúa.
Es la fragilidad de una democracia que legaliza actitudes de esa clase de individuos que operan desde adentro del propio gobierno para destruirlo, para desestabilizarlo a la vez que muestra su cara falsa de hombre compungido, de hombre preocupado, de político que está tomando una decisión histórica, cuando en realidad está minando el programa distributivo a favor de la oligarquía y los grandes capitales que a su alrededor se mueven.
No lo derrota al gobierno ni los alfreditos, ni los cacerolazos, ni los menens, ni los carrió, ni los duhaldes, ni los ripolls. Al gobierno lo acorrala haber tenido el mal tino de colocar, nada menos que en el cargo de vicepresidente a un sinvergüenza, mediocre y cobarde, que hace de la traición su forma de ejercer la política, que hace de la traición la forma de desconocer la voluntad popular que lo colocó, graciosamente y gratuitamente en ese cargo que no supo honrar, ni sabrá honrar si es que tiene la desfachatez de continuar. Son los defectos de una democracia representativa formal, que permite a estos individuos no respetar el voto popular por el que fue elegido y continuar como si nada hubiese pasado.
Es cierto lo que él dice: la historia lo juzgará. Creo que ya lo juzgó, pero sería positivo para esa misma historia, que los más de 1.300 intelectuales que firmaron las cartas, contribuyan a ella, cada uno con una nota u opinión, corta o larga, a dejar bien en claro, para esa necesaria historia, para las generaciones futuras, quién es este gris personaje de corto apellido y qué es la traición.


Oscar Natalichio
Secretario de Extensión Universitaria
Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
Jueves 17 de julio de 2008. 8.30 horas

El reporte de las Madres

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