lunes, 23 de junio de 2008

Macri y las Carpas que no son verdes

Ahora a Macri le entró el apuro por defender el espacio público. Lo interesante es que quiere hacerlo del pueblo, una más de esas cosas a las que Mauri nos tiene tan acostumbrados.

En la voz de Mario Wainfeld

Espacio público: El gobierno macrista salió de su condición catatónica: emprendió una enérgica defensa del espacio público. Pidió acción policial contra manifestantes pacíficos. La urgencia desesperada por despejar una plaza es discordante con la anuencia de toda la oposición argentina con el lockout salvaje. Se avalaron (y hasta se silenciaron) la profusión de piquetes, las requisas prepotentes, las agresiones a automovilistas o a embarazadas, los clavos miguelitos alfombrando las rutas nacionales, el desabastecimiento machazo, los intentos de linchamiento a críticos de los manifestantes en Gualeguaychú y Olivos, la muerte de un pobre hombre trasladado en una ambulancia que fue frenada por chacareros cordobeses.

En la Plaza Congreso hay cuatro carpas que apoyan la acción del Gobierno. Dos de ellas, enclavadas muy cerca del histórico emplazamiento de la Carpa Blanca docente (un memorable contraejemplo de reclamo gremial creativo, exitoso y pacífico), cuentan con la debida habilitación.

Quizás escarnecidos por el bajo perfil de Mauricio Macri en el conflicto, sus funcionarios quisieron obrar manu militari. Llama la atención que los medios masivos que trataron la detención de Alfredo De Angeli como si hubiera sido la ejecución de Sacco y Vanzetti se hayan mudado de lado, reclamando la inmediata represión de los manifestantes que no requisaban mercadería ni dificultaban los negocios de nadie, aunque sí hacían sonar un opinable repertorio nac & pop.

Un energúmeno que escupió a un funcionario dio pretexto al gobierno de la ciudad para victimizarse. Recusar esa tropelía incivil, el cronista lo está haciendo, no excusa la incongruencia de la derecha nativa y de los medios que le hacen claque sobre cómo tratar a los manifestantes.

El episodio de las carpas demonizadas no excede la picaresca, pero vale para subrayar la inconsecuencia de algunas narrativas dominantes.

 

boomp3.com

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